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Máximo aprovechamiento del espacio y la distribución: comprueba que cada uno de sus metros cuadrados sea realmente aprovechable, con la menor superficie posible destinada a pasillos o espacios no funcionales. A modo de ilustración, una vivienda de 90 m2, que disponga de un pasillo de 14 m2, se convierte en una vivienda de 76 m2 útiles. O sea, en la práctica, estaríamos pagando por unos metros de los que no podemos disfrutar.
 
Luz natural y soleamiento: busca una vivienda que esté diseñada de tal manera que posibilite la incidencia de los rayos del sol durante los meses fríos, mientras que cuente con protección solar, por ejemplo, mediante amplios vuelos en las terrazas, durante los meses de verano.
Además, unos grandes ventanales le proporcionarán luminosidad natural y una mayor sensación de amplitud.
 
Ventilación cruzada, con doble orientación (norte/sur o este/oeste): ello nos permitirá obtener una eficaz y rápida ventilación en invierno, evitando pérdidas de calor (con el gasto que ello comportaría) y una óptima refrigeración natural durante el verano. En consecuencia, un mayor ahorro energético.
 
Eficaz aislamiento térmico y acústico: mediante aislamientos de alto rendimiento en las fachadas, en los forjados de todas las plantas y en las divisiones medianeras entre viviendas colindantes. En aras de una mayor eficacia acústica, es muy importante que entre las viviendas de distintos propietarios, las estancias colindantes sean del mismo uso (salón con salón, dormitorio con dormitorio, cocina con cocina...). 
Capacidad de almacenaje y optimización del amueblamiento:
  • Las distintas estancias deben permitir un amueblamiento variado y funcional, sin que ello suponga renunciar a los amplios ventanales, ni a la amplitud visual. Deberán contar con espacio suficiente para disponer librerías, aparadores, muebles auxiliares, área de comedor y de sofás... con medidas reales.
  • Armarios empotrados.
  • Espacio en la cocina que posibilite el mobiliario adecuado para un completo almacenaje y con amplias encimeras de trabajo.
 
Adecuada proporción en las dimensiones de las estancias, que permita la zonificación de usos.
 
Fluidez de circulación, transitando de forma natural y funcional por toda la vivienda.
La compra de una vivienda representa una de las inversiones más importantes de nuestra vida. A fin de que aciertes en esa decisión, desde Vivantis te recomendamos que tengas en cuenta las siguientes pautas esenciales:
 
  • La vivienda realmente debe gustarte: por ubicación, diseño, fachadas, distribución interior, funcionalidad, calidad general y particular de cada uno de sus detalles… Cuanto mayor sea el número de estos requisitos que cumpla la vivienda, mayor grado de satisfacción y acierto alcazarás.
  • Debe adaptarse a tus necesidades reales: identifica qué tipo de vivienda se ajusta a ellas en este momento de tu vida. 
  • Su precio debe ser el adecuado a las calidades, tamaño, aprovechamiento, así como la singularidad y diferenciación del producto.
  • Dicho precio debe estar al alcance de tus posibilidades económicas y financieras,  teniendo en cuenta tus recursos propios y la hipoteca que puedas afrontar.
  • Si es posible, elige una vivienda que tenga una probable revalorización futura.
 
Además, una vivienda bien diseñada debe cumplir los siguientes aspectos:
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